“La enseñanza de las ciencias debe ser un derecho para toda persona, independientemente de que sea o no sea científico”
Álvaro Jiménez, docente de Física de la DAAS, reflexiona sobre la docencia inclusiva y el valor del trabajo colaborativo
Hablar con el profesor Álvaro Samuel Jiménez Figueroa es encontrarse con un apasionado por la enseñanza de las ciencias y, sobre todo, con un docente profundamente convencido de que aprender Física puede y debe estar al alcance de todas las personas. Desde 2017 forma parte del equipo de acompañamiento académico de la Dirección de Acompañamiento Académico y Socioemocional (DAAS) de la Universidad Católica de Temuco, donde ha desarrollado un trabajo comprometido con la inclusión y la búsqueda de estrategias pedagógicas que permitan derribar barreras en el aula.
“La enseñanza de las ciencias debe ser un derecho para toda persona, independientemente de que sea o no sea científico”, afirma con convicción. Y agrega que enseñar Física no es solo transmitir fórmulas, sino fomentar la comprensión del mundo que nos rodea: “Todos necesitamos saber cómo funciona un calefón o por qué se produce una sobrecarga eléctrica. La ciencia está en la vida cotidiana, y entenderla nos hace más conscientes y autónomos”.
Su vocación se remonta a sus años escolares, cuando una profesora de Física notó su habilidad para explicar temas complejos a sus compañeros. “Ahí entendí que podía enseñar. Me gustaba traducir lo difícil a algo que todos pudieran comprender, y ese sigue siendo mi propósito hasta hoy”, recuerda.
En su práctica docente, Álvaro pone énfasis en fortalecer la comprensión conceptual antes de abordar los modelos matemáticos, una estrategia que ha comprobado efectiva para disminuir la ansiedad y aumentar la motivación en el aprendizaje: “Primero debemos entender qué pasa con el fenómeno, y luego traducirlo a un modelo. No se trata de memorizar fórmulas, sino de comprender la realidad”.
Docencia inclusiva en acción
Su trabajo con estudiantes en situación de discapacidad ha sido un aprendizaje constante. Desde casos de baja visión hasta clases con intérpretes de lengua de señas, el profesor Jiménez ha debido adaptar recursos, ritmos y evaluaciones para garantizar el acceso equitativo al aprendizaje.
“Soy bastante purista en temas de inclusión —comenta—. Creo que la verdadera inclusión sería aquella en la que no tenemos que hablar de inclusión, porque ya está incorporada. Pero mientras existan barreras, nuestro deber como docentes es reducirlas”.
Entre sus recuerdos más significativos está el de un estudiante con baja visión que elaboraba sus apuntes en grandes cartulinas: “Algunos podrían haber pensado que era exagerado, pero para él era la forma de aprender. Creo que las barreras muchas veces las ponemos nosotros mismos”, reflexiona.
Trabajo colaborativo y aprendizaje mutuo
La relación del profesor Jiménez con los equipos profesionales de la DAAS y CERETI ha sido clave para avanzar en esta tarea. Reconoce el valor de las reuniones de coordinación para diseñar estrategias pedagógicas efectivas y ajustadas a las necesidades de cada estudiante.
“De hecho, yo planteo que esa reunión debería ser casi obligatoria. Reunirte con una persona que conozca ajustes razonables, que conozca de elementos que nos ayuden a enseñar a personas con discapacidad, creo que es bastante bueno”, señala.
En su experiencia, la transdisciplinariedad es esencial: “Yo me formé como profesor de Física, pero en la universidad nunca me enseñaron ajustes razonables. Por eso, el apoyo de los profesionales especializados es fundamental. No se trata de que uno esté al servicio del otro, sino de trabajar en conjunto para garantizar una educación de calidad”.
Rigor académico y empatía
Para Álvaro, la docencia inclusiva no implica bajar la exigencia académica, sino garantizar las condiciones necesarias para que todos puedan alcanzar los mismos estándares. “Dar acceso a los materiales o permitir una evaluación adaptada no es una facilidad, es un derecho. Mi tarea es encontrar la estrategia adecuada para enseñar, y eso no disminuye el rigor, lo fortalece”, explica.
A lo largo de los años, el profesor Jiménez ha formado parte de distintas experiencias que le han permitido crecer profesional y personalmente. Para él, enseñar ciencias es una forma de democratizar el conocimiento y contribuir al desarrollo de una sociedad más crítica y equitativa.
“Enseñar desde la inclusión me reafirma que la educación no puede ser un privilegio de algunos. Así como todos deben saber leer o escribir, todos deben tener acceso a la ciencia. Y ese es mi estandarte de lucha”, concluye.
